La muerte de Camilo José Cela causó
una gran consternación en la sociedad española
IRIA FLAVIA.- "Camilo José Cela Trulock.
Marqués de Iria Flavia, 1916-2002". Esta sencilla leyenda aparece esculpida en la
lápida que cubre la sepultura en la que el 18 de enero fue enterrado el Nobel de
Literatura Camilo José Cela.
Todo terminó pasadas las siete de la tarde. Una hora después, nada hacía pensar
que allí, en la localidad padronesa de Iria Flavia, había tenido lugar poco antes
el entierro de uno de los hijos más ilustres de Galicia. Noche cerrada, lluvia
espesa y un pequeño atasco acabaron con las honras fúnebres.
Allí, al pie de un olivo, como era el deseo del autor de La familia de Pascual
Duarte y Viaje a la Alcarria, fue depositado el ataúd ante la silenciosa presencia
y atenta mirada de los vecinos, amigos, familiares y representantes de las distintas
instituciones que acompañaron a Cela en estos últimos momentos.
MADRID.- "¡Viva Iria Flavia!", se le ocurrió susurrar a Camilo José Cela de
forma sorprendente en el lecho de muerte. Y lo hizo nada más proclamar su amor
por su esposa, Marina Castaño, que lo acompañaba en las que resultaron ser sus
últimas horas. Corrían las siete de la mañana cuando la afección crónica
cardiorrespiratoria que padecía el Premio Nobel de Literatura terminó con
su vida de letras y controversia.
El escritor permanecía ingresado en la clínica CEMTRO de Madrid debido a una
neumonía. Desde el primer momento, los médicos manifestaron que su situación
era "delicada", especialmente cuando apenas reaccionaba al tratamiento aplicado.
Su viuda declaró: "Afortunadamente, murió muy tranquilo, completamente adormecido
y no se enteró de nada".
Don Juan Carlos y Doña Sofía, además del Príncipe Felipe y los Duques de Lugo
y de Palma, habían enviado telegramas mostrando su dolor en cuanto tuvieron
conocimiento de la noticia. En sus breves cartas, realizaron un somero repaso
de los reconocimientos a los que se hizo acreedor el marqués de Iria Flavia, con
especial atención a los premios Nobel, Cervantes y Príncipe de Asturias.
También el presidente del Gobierno, José María Aznar, y su esposa, Ana Botella,
se acercaron a dar el pésame, así como los ministros Mariano Rajoy, Pilar
del Castillo, Federico Trillo, Juan José Lucas, Francisco Alvarez Cascos y
Pío Cabanillas.
La llegada de familiares, amigos y personalidades de la política, el periodismo
y la cultura fue constante para dar su último adiós al autor de obras cumbre de
la narrativa española del siglo XX.
El alcalde de Madrid, José María Alvarez del Manzano, anunció que la ciudad
contará con una calle en su nombre.